Este fin de semana la meteo no era muy esperanzadora. Teníamos varios planes: crestas, escalada, un pico, un piquito…
Al final Edu, nos había propuesto volver a nuestro plan de hacer los tres miles del pirineo. Tras desechar el pico Mulleres, por recomendación de Beto, nos lanzamos al Vallibierna.
Como parecia que el finde nos parecia poco, decidimos madrugar el sabado, hacer la cresta de Olvena y así meterle el «veneno» a Edu.
Poco a poco el veneno va entrando, lentamente, muy lentamente.
Por la tarde comidita en el parking de Senarta, cargamos la mochilas bien provistas de alimento y bebida y cogemos la Gr que nos lleva directamente al Refugio abierto de Vallibierna.
Allí coincidimos con unos chicos de un pueblo de Valencia, que tienen un club propio. Incluso conocimos al presidente; todo un honor, por cierto. Nos contaron que están equipando nuevas vias de escalada por Valencia. Así que estamos ansiosos por verlas publicadas en breve…;)
El domingo, aunque madrugamos, no salimos hasta las 8. El día amanece despejado, seguimos la gr, hasta un desvío a la derecha, en el que hay que cruzar el río. Seguimos una pequeña huella que hay de bajada por tuca culebras hasta el collado.
De vez en cuando me voy girando viendo como las nubes van subiendo. Nuestro destino se va cubriendo por momentos. De fuelle vamos genial, los tiempos clavados, pero el coco me juega malas pasadas y me voy asustando. No quiero que nos pille la lluvia a la bajada. Comento a los chicos la posibilidad de bajar y como no dicen que no, insisto un poco más. Hoy no es el día, el vallibierna no se va a mover (o eso espero).
Emprendemos el camino de bajada, pensando en el plato de pasta que nos hemos ganado y el poquito de vino que guardamos.
El pobre ratoncillo se cagó de miedo encima antes de morir
El veneno esta dentro de Edu. Que buena es la montaña…